martes, 3 de mayo de 2011

Lecciones de abanico

Un tipo va a visitar a su médico y le explica su problema:

- Verá doctor, mi problema es que cuando le hago el amor a mi mujer me da la impresión de que ella no siente nada, en ocasiones, hasta se duerme.

- Eso tiene una explicación científica - le contesta el médico -, verá usted, algunas mujeres en estado de excitación se acaloran tanto que les es imposible sentir nada; le recomiendo que cuando trate de hacer el amor con su mujer le abanique al mismo tiempo.

- Gracias doctor, eso haré.

Pero esa misma noche, al tratar de atender el asunto del abanico no podía atender bien el asunto de la penetración y el resultado fue el mismo de siempre, su esposa se quedó profundamente dormida. Así que al siguiente día contrató un negro para que hiciera el trabajo de abanicar a su mujer.

- A ver negro ven, ¡abanica! - le dijo el esposo al negro.

Luego, dirigiéndose a su esposa, le preguntó:

- ¿Ya sientes rico, mi amor?

- No, nada - respondió ella con tono de impaciencia.

- ¡Abanica más fuerte negro!... ¿Y qué tal ahora, chiquita?

- ¡Nada de nada!

- ¡Pinche negro ni eso sabes hacer bien!, dame el abanico y ponte tu acá, te voy a enseñar como se hace.

El negro toma el lugar arriba de la esposa, mientras que el marido se pone a abanicar, y le pregunta de nuevo a su mujer:

- Y ahora cariño... ¿sientes?

- Síííííííííí, síííííííííí, ¡¡¡ahora síííííííííí!!!

- ¿Ves negro pendejo? ¡¡¡Así se abanica!!!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario